Lun. May 20th, 2024

José Luis Puga Sánchez

En protesta por sus muy precarias condiciones de vida y por la desatención del gobierno de Michoacán, un grupo de indígenas purépechas ejecutó, dos décadas atrás, una serie de acciones de fuerza: bloquearon carreteras y destruyeron parte de un monumento. De esa airada reacción el colectivo Arte y Resistencia eligió un acto, la quema de un camión de coca cola, para mostrar ese nervio indígena, y por ello montó una exposición que está abierta en la Pinacoteca del estado de Tlaxcala.

El colectivo Arte y Resistencia, hoy ya prácticamente inactivo, está integrado ahora solo por Fernando Llanos y Jessica Herriman, juntos laboral y emocionalmente.

No hubo, en ningún sentido, representación de las comunidades indígenas michoacanas, nadie se adjudicó linaje purépecha, no se leyó mensaje alguno de comunidades originarias. No hubo, presencial o simbólicamente, representación indígena. No estuvieron.

Y la pareja y su hijo llegan a Tlaxcala para presentar en la Pinacoteca una réplica en madera del esqueleto de aquel camión de coca cola. Al camión le rodearon de carteles, fotografías, recortes de prensa, grabados y algunos videos, mientras dos largas hileras de impresiones marcaban el piso.

Toda la Pinacoteca, sus seis salas (para envidia de Praxedis) fueron destinadas para esta muestra, pero el material fue reducido en número y en tamaño, lo que llevó como resultado salas semi vacías.

Fernando Llanos habló entonces de violentos contrastes. “Vivimos en Michoacán y pese a que tiene mucha riqueza en materias primas, hoy es uno de los estados más pobres y violentados de México. Al igual que otros territorios, ya no se puede visitar o pasear como antes. Hay pueblos que más vale no visitar, carreteras que no hay que transitar y horarios que siempre hay que omitir y lamentablemente toda mi generación se pregunta lo mismo: ¿en qué momento perdimos el país? Pero la segunda pregunta es más interesante: ¿cómo carajos vamos a recuperarlo?”.

Remarcó, eso sí, su alianza con purépechas, con un empresario, con diseñadores, con fotógrafos y la consigna general era trabajar con los municipios más pobres y más violentos del estado, cuyo resultado de ese trabajo dijo está en esta exposición.

“Hay a la entrada de Morelia un monumento al diálogo forzado. El consejo superior indígena de Michoacán removió el monumento de los constructores, que aludía a indígenas purépechas conducidos por españoles y por frailes, porque, dijeron los purépechas, no nos puede representar. El gobierno no lo quería retirar, pero llegaron los purépechas…”.

El camión es una pieza monumental, del tamaño del original, hecha en parota, un tipo de madera, construido por varias familias del municipio más pobre de Michoacán, donde “48 por ciento de habitantes no tiene qué comer, y son quienes le prendieron fuego al camión para protestar sobre su seguridad”.

El problema que desembocó en el estallido social fue falta de agua y exceso de coca cola, con sus naturales consecuencias sanitarias. Protestaron por sus condiciones y la ausencia de atención, quemaron el camión de coca cola, “pero no se tomaron los refrescos. Después de la quema, las autoridades tardaron 15 días en sentarse a platicar con ellos”.

La exposición luce también una muestra de cómic, serie llamada ‘500 años hoy’, publicada en prensa michoacana, relativa a la multiplicidad de efectos que la conquista ha ocasionado en ese estado: racismo, esclavitud, clasismo, la “enfermedad del oro”.

Sala de video sobre entrevistas y actos públicos del colectivo. Otra sala con un proyector que mostraba sus “purepenglish”, clases de inglés a purépechas, además de algunos símbolos indígenas.

Para el secretario de Cultura, Antonio Martínez Velázquez, la exposición narra una historia muy contemporánea: la historia de la resistencia, la historia de la autonomía, la historia de los pueblos originarios en Michoacán, pero es un diálogo que hay en todo el país.

Tlaxcala –añadió- tiene sus propias historias de resistencia y de lucha, historias que a veces no tienen espacios como éste para reflexionarse a sí mismas, porque también es la manera en que se va a regenerar el ecosistema artístico de México. “Pero es muy importante que nuestras comunidades tengan este diálogo, con estas experiencias, porque ahí se va a sembrar semilla para que la resistencia de nuestros pueblos, para que la defensa del territorio, para que la defensa de las lenguas, encuentren caminos más contemporáneos para su lucha”.

El país está en llamas –sentenció- por “una guerra absurda que inició el gobierno de Felipe Calderón”, las tierras han sido arrasadas, los territorios han sido devorador por trasnacionales, por los gobiernos, pero “ha sido las autonomías, la defensa, la alegría, lo colectivo, lo comunitario donde reside parte de la esperanza de regeneración nacional”.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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