Jue. Nov 21st, 2024

Piedra de Toque

Por años, por décadas, por generaciones Edith Hernández Gutiérrez aprendió y trabaja figuras confeccionadas a base de hoja de maíz, comúnmente llamada totomoxtle. De sus manos surgen muñecas, flores, nacimientos, motivos de temporada y algunos fragmentos cotidianos de la vida que transcurre en su natal Españita.

Enseñada desde los 12 años de edad por su madre, la artesana asegura que sus piezas son elaboradas con materiales completamente naturales, al ser hojas de maíz y las tinturas, con las cuales crea diseños únicos en la región, una tradición que su mamá inició y que la distinguió como la primera artesana de hoja de maíz en el estado de Tlaxcala.

Con la nostalgia prendida en la mirada, Edith recuerda a su mamá María Soledad Gutiérrez y su magia manual, pues describe orgullosa la manera en que transformaba en obras de arte todo lo que tocaba.

“Si encontraba un tronquito lo convertía mágicamente en un macetero vistoso y colorido. Tenía mucha creatividad e imaginación. Recuerdo cómo una noche que nos fuimos a dormir, ella se quedó esperando a que saliera una tanda de tamales ­-porque vendíamos tamales en aquella época de mi infancia-, entonces cuando despertamos encontramos sobre la mesa una flamante canasta llena de flores elaboradas con las hojas de maíz que le habían sobrado”.

Comenta que fue a partir de ahí que comenzó la producción y la enseñanza de estas piezas. Soledad la instruyó paciente y amorosamente en cómo dar forma a esas caprichosas hojas, materia prima de artesanías tan vistosas que, incluso, han sido ganadoras de concursos.

“Me contaba mi mamá que mi abuelita hacía flores de papel crepé y las vendía en las rancherías durante semana santa, pero me dijo que nunca hizo nada con la hoja de maíz, sin embargo, mi mamá también creció viendo cómo mi abuelita hacía ese tipo de manualidades que sirvieron como sostén”.

Tuvo muy buena maestra, resalta Edith, porque era una persona muy perfeccionista que, si no le gustaba una muñeca o alguna otra figura, se encargaba de corregirla “no me regañaba, solo la empezaba a transformar en forma de juego hasta que le quedaba a su gusto, después me decía qué estaba mal o qué es lo que tenía que corregir, porque siempre recalcó que había que cuidar mucho la expresión, porque ahí estaba el mensaje que quería transmitir con sus muñecas”.

Edith y sus hermanas Flor y Pilar luchan por conservar esa herencia, a través de las enseñanzas a sus hijas e hijos en su propio taller familiar.

El proceso de elaboración de cada pieza, comenta la artesana, inicia en el campo con la recolección y selección de su materia prima como la hoja de maíz, semillas y plantas.

En un inicio, las artesanías que elaboraban no tenían color, fue con el tiempo que desarrollaron la técnica del pintado, probando muchas técnicas hasta usar anilina, como lo hacen actualmente. Edith también resalta que la hoja de maíz es caprichosa, no la puedes amoldar a tu antojo, se tiene que guiar y adaptar con la forma que ya tiene.

“La hoja tiene que estar húmeda para que no se rompa o te corte. La hoja es muy caprichosa, si la queremos doblar para un lado, ella dice no, yo me voy para allá y no hay manera. Es como las mulas, les pegas y nomás patean y no hacen caso, no hacen lo que uno quiere. Por eso hay que buscar la hoja a modo de lo que vayamos a hacer”, comenta entre risas la artesana Edith González. 

Así es como lo que comenzó como una inquietud, ahora se convirtió en el modo de vivir de más de un hogar de ese municipio, pues la creadora de esta artesanía no fue una persona que se guardara sus conocimientos y heredó la técnica, no solo a sus hijas, sino a toda persona interesada, dando pie a que diversas familias de Españita comenzaran a dedicarse a la artesanía con hoja de maíz, como un legado de Soledad.

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