Lun. May 20th, 2024
Luis J. Arellano

José Luis Puga Sánchez

El cine es una disciplina que engloba a todas las demás disciplinas artísticas, pues tiene dramaturgia, música, diseño de producción que lo liga mucho a la arquitectura, actuación… y todo eso un buen día me lo encontré en Amadeus, la película de Milos Forman… ¡quedé fascinado! Impactado de una forma que no me había impactado ni una pintura, ni una obra de teatro ni nada por el estilo… ¡De aquí soy!

Luis de Jesús Arellano Muñoz se estremece al recordar aquellos días de su niñez, cuando empezó a mostrar inquietudes artísticas especialmente sobre teatro, arquitectura y pintura, pero llegó el cine y desplazó todo, semilla que podó, regó y cultivó hasta hacerla florecer. Para ello, después de terminar de estudiar la carrera de cine y producción audiovisual en la Upaep, migra a la ciudad de México para ingresar al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), en donde fue seleccionado con otros 14 aspirantes que son los que anualmente acepta ese centro.

Paralelamente a su definición artística, su periodo en el CCC es muy intensivo, pues en los primeros tres años en la carrera de dirección y fotografía “filmas mucho, diriges mucho a actores en cámara y en teatro, leer mucha dramaturgia, escribir, hacer fotografía fija. Todo ese conjunto me empieza a develar el alcance que pueden tener todos los elementos en el lenguaje. En cierto momento te toca encerarte a hacer diseño sonoro, hacer mezcla, hacer sonido directo”.

Se ha desarrollado como director, como editor, como guionista y como productor de publicidad, cine, televisión, entre otras cosas, desde hace poco más de diez años. Por ser también escritor, ha escrito y desplegado sus proyectos.

“Tenemos en este momento cuatro cortos ya producidos y festivaleados, mientras nos encontramos en el cierre del quinto, una ficción de 18 minutos llamada ‘Largo camino al amanecer’, además que como guionista tengo en desarrollo un largometraje, aparte de un par de videoclips y un par de comerciales que no considero parte de mi obra autoral, por tratarse de material comercial”.

Consigna también, como editor, alrededor de cinco series ya editadas, aproximadamente ocho cortometrajes y un par de largometrajes en los que ha trabajado.

Poblano de nacimiento, pero con parentela en Tlaxcala, apenas en septiembre de este año, la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) le otorga un reconocimiento por su participación en su segundo festival de cine El poder de la educación.

Y Luis J. Arellano empieza a cosechar algunos frutos: este 2023 su cortometraje “Mi reino” fue nominado al Ariel, el premio más fifi que otorga la industria cinematográfica en México.

Se autodefine como un cineasta a quien le importan mucho las historias cotidianas, aquellas que frecuentemente escapan al reflector. Persigue historias de gente que comete errores y que busca resarcir. En Fernando, el personaje de su cortometraje “Mi reino”, muestra a una persona con el gusto por solo coleccionar antigüedades, pero que en el fondo estaba tratando de sobrellevar su soledad. “Lo lindo de las historias comunes es que aparentan ser algo muy simplista y de una lectura muy sencilla, pero al ahondar se descubren muchas más razones detrás”.

Mostrado de forma muy elemental, parecería que Fernando hace lo mismo todos los días, que no tiene nada que contar, que es solo un coleccionista más, “pero te vas enterado de las otras razones, de los dolores, del duelo, de la soledad y cómo todos podemos encontrar algo de nosotros en esa película, pues habla de nuestros miedos por estar solos, de perder a la gente que queremos, por no saber comunicarnos, por no aprovechar el momento que tienes cerca a esa persona querida. Eso es lo que lo hace mucho más universal”.

Luis Arellano se considera un cineasta emocional “siempre”, como todo artista en cualquier disciplina, pero rehúsa abrogarse el calificativo, pues dice convivir con gente que cohabita mucho más profundamente el concepto de la emoción, como los músicos, las actrices y actores, quienes “me impresionan la forma en que viven su trabajo, porque en ellos es muy visible, y que la emoción es el cuerpo de su trabajo… su emoción es su trabajo. Nosotros, como directores, nos escondemos un poco detrás de la cámara y nos empieza a gustar jalar hilos, mover el ángulo hacia donde la luz ilumina a esta flor o a este personaje. Al vernos podría perecer que somos mucho más fríos y distantes que emocionales, pero la realidad aparece en nuestro trabajo”.

Aclara, sin embargo, que se siente alejado del cine con vestimenta social como movimiento masivo, algo colectivo, pues “me gustan mucho las particularidades”.

Su nuevo corto por estrenar aborda la historia de una madre que pierde a su hija por enfermedad, quien conoce a otra mujer que sufre violencia doméstica, mujer que tiene una bebé y la madre termina secuestrando a esta bebé. “El corto habla de cómo la gente puede lidiar con el duelo, lidiar con la pérdida, aunque la maternidad no se explora tanto en la cinta”.

Y en esta especie de fiebre de confesiones, adelanta también que el largometraje que está escribiendo habla sobre violencia heredada entre hombres de mediana edad, “cómo es que trabajamos con nuestros propios dolores, con nuestros propios sueños y qué tanto se habla de ello, qué tan abiertos somos”.

Afirma percibir más comúnmente ésta apertura, ésta convivencia, ésta vulnerabilidad hacia los demás, “pero creo que después, hombre de mediana edad, de 40 años en adelante, nunca se les dio un espacio para abrirse, para vulnerarse… y eventualmente somos un producto de nuestros padres, de nuestros abuelos”. En este proceso de entender a los mayores, Luis busca también entenderse a sí mismo. “Todo lo que escribo y todo lo que filmo, tiene que partir de mí, ya sea que esté buscando reconfortarme por algún miedo, alguna pérdida, algún sueño… o porque anhelo crear algo hacia esa corriente. Es una proyección muy fuerte de lo que estoy pasando, lo que me llama la atención, lo que me causa curiosidad”.

En una primera mirada sus temas son el dolor, las heridas, gente maltratada física, emocional y espiritualmente, pero “yo busco constantemente estar feliz, busco la plenitud, la calma; procuro meditar, hacer ejercicio, pero hay temas que, por alguna extraña razón, repentinamente saltan a mi cabeza, los veo en la calle y me atraen mucho. He procurado ver las contrapartes. En ‘Mi reino’, aunque se hablan de temas muy duros, de pérdida, con un hombre muy vulnerado, en el fondo hay un cariño muy grande y una complicidad. Lo quería mucho y tenía que tratar de retratar lo oscuro y también retratar lo lindo, como su sonrisa, algún chiste, y mostrarlo en algún momento con gente que lo quiere y en espacios, como su azotea”, donde entibiaba su espíritu a la luz del sol.

Con una mirada abarcadora, Luis Arellano percibe un cine mexicano actual muy rico, aunque irónicamente no se vea tanto en este país, pero es en extremo, recalca, diverso y se ve en quienes escriben y hacen guiones, en quien hace dirección. Hay una enorme diversidad, aunque “claro que tenemos tema con los presupuestos, con que solo se ven las cosas que produce Netflix, Amazon o Vix, pero en ese gran abanico el cine mexicano independiente sigue siendo un abanico gigante, gigante. Con todos los problemas y lo que sea que surja, me gusta esta perspectiva”.

¿Un tema señero para llevar al cine? No lo sabe, pero acepta que ha ido evolucionando en su manera de filmar, de seleccionar temas, de sus atracciones… pero… pero… “por muy raro que parezca, aunque he contado historias muy dolorosas, creo que el amor y la esperanza siguen siendo una especie de motor constante, no solo para filmar sobre el amor y la esperanza en su más amplia acepción, sino mi propio amor y mi propia esperanza, pero de ahí en fuera no me puedo definir… y creo que no quiero definirme tanto. Dice Walt Whitman en Canto a mí mismo: ‘me contradigo a mí mismo, pues sí, me contradigo, soy grande, contengo multitudes…’. Es esa la sensación que he tenido por mucho tiempo: no solo no definirte, sino el derecho y la gracia que hay en contradecirte, ser diferente y cambiar, tener el derecho de no ser ese mismo que fuiste. Eso es libertad”.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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