Jue. Nov 21st, 2024
Ara Gutiérrez

José Luis Puga Sánchez

Energía, fuerza, soltura, cadencia… pero, sobre todo, mucho vigor. Trazos firmes, movimientos definidos, eso es el trabajo “Tablxo, concierto corporal” con el que Ara Gutiérrez obtuvo la beca del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico de Tlaxcala (Pecdat) en 2023, cuya presentación final tuvo lugar a escasos días de la elección en el Museo de Arte de Tlaxcala (MAT).

La raíz de su proyecto se hunde profundamente en la cultura flamenca, su savia vital, pero que ahora buscó intervenir con otra manifestación artística: el jazz. El resultado es un trabajo de escenificación de cante y danza flamenca, sin perceptible presencia de jazz, salvo la intermitente cadencia del saxofón ejecutado, pero sin visible influencia en los trazos dancísticos. Los acordes de jazz quedaron como elementos escenográficos, sin mayor implicación en el trazo coreográfico.

El trabajo de Ara Gutiérrez en el campo del flamenco, sin embargo, es de buena calidad. Le gusta… y mucho… y lo muestra. Tiene pasión y la hace muy visible, la muestra, la esparce entre el público y le invita a compartirla.

Su cuerpo es firme, fuerte, elástico y sus movimientos dibujan la esencia de una danza fruto del mestizaje entre las culturas árabe, cristiana, judía y gitana, una explosiva mixtura que habla de guerra, odio, amor, dolor, placer y pasiones humanas… Y ese coctel la bailaora supo llevarlo con gracia, mucha gracia… y fuerza, mucha fuerza.

El Museo de Arte de Tlaxcala recibía y volví a lanzar los lamentos del cante con que Israel Ayohua envolvía los arabescos con que Ara capturaba al público, sentado en el suelo alrededor de la pequeña tarina frente al obelisco de Federico Silva, todo endulzado por el rasgueo de la doliente guitarra empuñada por el propio Ayohua.

El triángulo fue cerrado por Juan Pantoja en el saxofón, quien entró al quite en el último momento es sustitución de Ernesto M. Andriano, saxofonista original víctima de una contingencia de salud. Y si, atisbos se vieron de su insuficiente compenetración con la propuesta.

“Tablxo, concierto corporal” lo identifica como un tablao flamenco tradicional intervenido a través de la improvisación libre de jazz, donde la cosa es jugar, experimentar, improvisar. “Creo que en este momento de mi vida quiero disfrutar de las danzas espontáneas, de los momentos espontáneos, seguir ejercitando mi músculo de la capacidad de sorprenderme a mí misma y en el flamenco lo encuentro, pues es mi lenguaje, es el lenguaje con el que hablo, con el que mi ser se comunica, pero también hay otros lenguajes que también me gustan mucho, como la danza contemporánea, estas técnicas, insisto, extendidas, espontáneas, corporales y sonoras. Este trabajo es eso… ¿Y qué vieron ustedes?… ¿Qué les dijo lo que vieron esta noche? …”.

Pero… ¿Quién es Ara Gutiérrez?

Ara es una humana que se mueve, que improvisa, que quiere sorprenderse a sí misma, que está habitando este mundo a través de muchas posibilidades creativas para expresarse, para conocer mi ser, para explorarme, para compartir, para habitar este mundo… Ella es Ara. Así Ara describe a Ara.

De su trabajo advierte que está travesado por muchos factores. “Es un todo que se va articulando poco a poco, se van sumando algunos hilos que van construyendo este tejido inmenso”.

Su trabajo afirma que está atravesado por un trabajo de investigación de vanguardia. “Me interesan esos límites entre la tradición y la vanguardia. El flamenco es una tradición que existe hace 600 años como lo conocemos ahora y hace un milenio que emerge en el mundo. Es la tradición de la tierra que se tiene como el origen de muchos pueblos y que encuentra lugar en el sur de Andalucía, España”.

Y gira su atención al otro punto musical: la improvisación libre de jazz –dice- es cuando no se tiene nada seguro, todo ocurre en el momento, in situ, a partir de lenguajes sonoros, técnicas extendidas. En la danza hay que estar en disposición de escuchar, de arriesgarse, de abrirse por completo.

Confiesa su gran interés por este tipo de trabajos, por nuevas experiencias sonoras, performáticas, espaciales, a lugares poco convencionales donde no se ve este tipo de arte. “Por ejemplo, aquí (Museo de Arte de Tlaxcala) se vienen a ver obras pictóricas, los trabajos de arte contemporáneo de la gente que se dedica a las artes visuales. Para eso es este museo. Pero considero yo, lo he dicho ya antes, que a los museos les hace falta cuerpos que potencien posibilidades escultóricas, plásticas, espaciales. Mi trabajo tiene mucho de eso, pues está travesado por momentos políticos que vivo; soy una mujer de Tlaxcala que baila flamenco, que vive al cien por ciento el arte y trata de vivir de esto… Está atravesado por muchas cosas”.

Tablxo apagó sus luces, bajó su telón y cerró, cuando menos por esa noche, las vías de conexión sensorial entre sus tres integrantes, saciados de cante, danza y música… pero llegarán otros momentos.

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