Lun. Sep 16th, 2024

Piedra de Toque

Beatriz Martin Vidal es una artista nacida en Valladolid en 1973. Aunque inicialmente comienza estudiando Derecho, se pasará finalmente a la Universidad de Salamanca a realizar Bellas Artes y, tras cinco años pintando y dibujando, se plantea la posibilidad de dedicarse a la ilustración, así que tras su licenciatura regresará a su ciudad natal y cursará el ciclo superior de ilustración en la Escuela de Arte.

En el 2008 publicará el que es su primer libro como autora e ilustradora, al que le seguirán diversas publicaciones en editoriales de distintos países, colaboraciones y nuevas ediciones. Además de su faceta de ilustradora,

Beatriz también escribe, colabora en medios de comunicación y realiza cómics.

La obra de Beatriz Martin Vidal se mueve entre la fantasía, el surrealismo y cierto romanticismo oscuro que rememoran los grandes clásicos. Para ella ilustrar “es como sembrar textos para recoger imágenes”. Utiliza diversas técnicas y se podría decir que su trabajo es básicamente figurativo, aunque ella misma cuenta que no es tanto realista como simbólico, un trabajo más cercano a una perspectiva poética que realista. Beatriz se ha enfrentado, y resuelto con una gran nota, a grandes clásicos de la literatura como Drácula o Caperucita Roja, así como a libros de cuentos populares, de hadas y fantasía, dándoles a todos ellos ese toque particular y característico que la hacen fácilmente reconocible.

Aunque Beatriz utiliza diversas técnicas y herramientas para desarrollar sus sensaciones e ideas a través de las imágenes, el dibujo a lápiz y el color son dos de los principales elementos en su obra. “He tenido una relación un poco difícil con el color. Me gusta mucho el dibujo monocromático, tanto como dibujante como espectadora. En Bellas Artes me encantaba el volumen, la sombra, los matices, pero me costaba integrar el color. En quinto, mi profesor de dibujo me dijo que era parte de mi estilo y que no me agobiara con el color. Mis primeros libros tienen muy poco color, ‘Secrets’, por ejemplo, es una obra casi monocroma, no participa del color, tiene matices, pero nada más. Me reconcilié con el color cuando empecé a verlo como un elemento narrativo. En ‘El pacto del bosque’ la vida cotidiana tiene colores pardos, cuando entra la magia tiene azules y cuando se resuelve la situación tiene dorados. El color tomó todo su sentido en mis ilustraciones cuando le pude asignar un significado”.

“Entiendo que una ilustración es una imagen narrativa, tenga o no texto escrito. No todas las imágenes tienen que ser narrativas, hay muchas en la historia del arte que no lo son. La última cena de Leonardo da Vinci es una ilustración por la historia que tiene detrás. Tendría otro significado si no tuviera esa historia, sería un mural bonito, pero perdería el carácter que ahora tiene. Mis ilustraciones desarrollan su parte narrativa de forma sugerida a través de las expresiones, de la mirada de los personajes, en las composiciones hay más movimiento que en las acciones de los protagonistas. No narro con acciones, no hay mucha actividad en mis ilustraciones, no son obvias. A mí me gusta apuntar hacia una narración poco concreta que deje abierto el camino al lector, que no cierre su significado”.

La obra de Beatriz Martin Vidal supone un extraño y maravilloso viaje a lo desconocido, envueltos en un manto mágico de sensaciones. Sus ilustraciones cobran vida propia, independientemente de la historia en las que estén metidas, saliéndose del guion oficial y ofreciéndonos una alternativa que en ningún caso estropeará dicha historia, sino que la agrandará y la hará más completa. Cada ilustración cobra así un particular protagonismo, que encaja perfectamente en el conjunto, sin perder iniciativa propia. El aspecto melancólico de sus figuras provoca una singular empatía que acompaña toda su obra. En sus obras, la ilustración no sólo acompaña al texto, sino que trasciende su formato y convierte el libro ilustrado en una experiencia visual y literaria simultánea y única para el lector.

Por admin