Mié. Sep 18th, 2024
Angélica Minor y Gloria Nahaivi

José Luis Puga Sánchez

Se trata en realidad de una plaqueta forzada a llamarse libro, con solo un poema extendido a lo largo de sus 27 páginas, dibujos incluidos, pero ‘La terquedad de la sombra’ es también un itinerario por las lóbregas oquedades de un espíritu, es una alcantarilla que nos asoma al cieno de una vida, o, mejor dicho, a un deshilachado momento de vida.

Gloria Nahaivi, tlaxcalteca avecindada en el estado de Jalisco, es una poeta ya curtida por las experiencias de vida, por lo que el texto que ofrece ahora luce el tratamiento de una escritora consumada.

‘La terquedad de la sombra’ es un dolor largo, hinchado, que no quiere irse, que parece no tener fin. Para Nahaivi no hay abrigo, no hay refugio en lo divino, ni en los sueños, solo orfandad, palabras heridas.

Y, además, un latir de lamentos: El amor se fue, es ahora una pálida sombra.

En ese asfixiante drenaje, la poeta percibe que el solo paso del tiempo parece restañar heridas, en tanto la memoria es chispa que mantiene rescoldos… que pueden apagarse o revivir.

Hay en la poeta, sin embargo, conciencia de la fugacidad de la vida, de la fragilidad de los instantes, de la delicadeza de nuestros pasos. Pero, con ello, también de promesas incumplidas, de deseos malogrados, de ese insatisfecho apetito por beber las fragancias que, por momentos, nos envuelven.

Gloria cocina su trabajo con esa idea de que lo sombrío es negatividad, que la noche es dolor, que lo oscuro necesariamente resguarda desechos de emociones, de vivencias, de espíritus… y puebla su poema con esa premisa:

Piso la espina oscura de la sombra

Más que un canto, su trabajo es un sollozo:

Odio el parentesco de la noche

con la orfandad que retoña

Confesadamente, aquella añeja canción de Procol Harum, ‘Una pálida sombra’, vuelve una y otra vez, con diverso vestuario, a sus líneas.

El poema muestra a una mujer agrietada, desvanecida en su soledad:

No me beses, mis labios

se han vuelto un desierto

Gloria Nahaivi aprieta en esta plaqueta un momento que le parece eterno. Y es una eternidad fugaz que le ahoga, que nubla su mirada y cercena sus emociones:

A veces penetra inexorable

la terquedad de las sombras

(…)

no siempre es luz,

no siempre es sombra.

Y el final quedó entre sombras…

Angélica Minor, presentadora del libro, advierte la madurez de la poeta. Resalta del libro su tratamiento filosófico, psicológico. Encuentra expresiones de la contrariedad de la vida, de la sombra y de la luz, de aquellas contradicciones que buscan el equilibrio en todo este caos.

Angélica, poeta a su vez, dice percibir, en el texto de Gloria, ecos de la pandemia, rasgos de dolor que solo pueden surgir en situaciones extremas, cuyo resultado final es “una buena obra”.

Alaba la belleza de las imágenes poéticas, de las metáforas. Y cita a Carl Jung: “La sombra representa los aspectos reprimidos, desconocidos o inaceptables de la personalidad que el individuo no reconoce como parte de sí mismo”. Por eso –explica- el libro nos lleva a ahondar en nosotros mismos, para buscar nuestra propia sombra y llegar a acuerdos con ella.

Encuentra en el poemario impulsos, debilidades, miedos que pueden tener carga negativa o vergonzosa y, por ello, relegados al inconsciente. Es un huésped que nunca duerme.

Por eso –señala- la terquedad de la autora para conciliar, conciliación que por momentos se da gracias a la fractura, gracias al dolor (…) pero afortunadamente el calendario deja caer sus días, lo que parece abre una ventana de alivio. El tiempo es sanador. Siempre hay un momento de esperanza.

Como un cabús que arrastra un tren al revés, Gloria Nahaivi cerró la noche de presentación en ese cálido espacio que es El Toronjil.

Con ribetes de timidez, tal vez por la culpa de haber llegado 30 minutos después de la hora fijada, la poeta habló de la portada. Aseguró haber pedido a la autora del dibujo, jalisciense ella, que le trazara a Malintzi bañándose en la laguna de Acuitlapilco, con el volcán homónimo de fondo… y de verdad lo intentó… y lo intentó… y lo intentó…

Sobre el libro y el poema único que contiene, dijo que es “de largo aliento, que siento no termina. Como que se quedó… como que a lo mejor le falta el final. Quiero hacer la segunda parte”, pero ‘La terquedad de la sombra’ asegura que le gustó “mucho”.

“En lo que escribí, me acerco un poco, también, al esoterismo, a la magia blanca y esas cosas. Hacer este trabajo me encantó”, trabajo que dijo haber terminado antes de la pandemia, pero la parálisis que bloqueó al mundo retrasó su publicación.

Y nada más, solo la promesa de que en breve retornará al trabajo para enganchar al libro ese cabús que siente aún no tiene.

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