Mié. Ene 22nd, 2025

José Luis Puga Sánchez

Ramón Javier Ayala Martínez es un poeta de emociones agrestes, toscas… Escribe con pasión, con aspereza, con rudeza. Y habla de lo suyo, de sí mismo, de su interior, de sus sueños y de sus pesadillas…. y encuentra eco, encuentra reflejos.

Poeta, traductor, ensayista y coordinador de talleres, su mirada está casi siempre depositada en la poesía, lenguaje que le permite caminar con ligereza y cierta seguridad.

Ese camino creativo personal, sin embargo, colisiona hoy con su andar humano. Ramón se enfrenta a sus monstruos, choca con una de sus raídas facetas que ha secuestrado sus sentidos por años, por muchos años.

Cansado de las heridas físicas, emocionales y espirituales auto inflingidas, pero también asestadas en quienes compartían con él su diario trafago de la vida, Ramón resolvió enfrentar y controlar, sino eliminar, su adicción, decisión que le conlleva dolor y suplicio.

Siete meses en un anexo en San Luis Potosí, siete meses sometido a la infamia deshumanizadora de una “cura” inculcada a sangre y fuego; siete meses arrastrado, deshilachado, vejado en un “tratamiento de muerte”; siete meses doblegado a golpes, hambre, agua helada…

Sobrevivió…

Su hermana es cercana observadora del proceso…

De ese inmundo episodio extrae momentos de martirio, de resistencia, de delirio, pero también de lucha, de determinación. Ese periodo de negrura Ramón lo lleva al papel, sobre el cual vomita un surtidor de sangre…

‘Epílogo de las sombras’ testifica siete meses de su vida… siete meses en el infierno…

Epilogo de las sombras

He aquí un vástago de la nada una rata putrefacta

Vienes desde lo más lejano del infierno

te apartaste por las vísceras de la noche y día

como tantos tropezaste con la oscuridad

venías buscando odio y destrucción

siendo la más vil aquel delirio de locura

Asumes la sangre como algo

                                                Irreconocible

Pisadas de un viajero errante

Hincado llamaras al vértigo con voz de diluvio

La sincronía del aliento derrumbarse

                                            en sus grietas

El filo reteniendo un pedazo de sombra

Una voz sucumbiendo a un rezo inconcluso

Un parpado al fondo de márgenes devorados por una plegaria

La simétrica figura de un ser calcinado

Honda presencia en destrozadas rutas

Hacia un rumbo que reposa en sufrimiento

Un aleteo a orillas del crepúsculo que fulminado cae al abismo

Tangible aquella oscuridad de rabia inconclusa

Palpitaciones en luz devorada y decadente

                                La pausa arrítmica sobre el resplandor del obituario

Finge misericordia sobre una destrozada alba

Acudes al llamado de un paso ausente

En un tiempo desgastado que se abre

                                                Sobre un laurel internado en el silencio

Hacia una luminosa madrugada que fabrica una historia roída

En el grito que decae en llantos devorados

Atestiguas dioses marcados de putrefacción

De altares inundados bajo lluvia y olvido

Algunas frases ilegibles para la noche que se pierde en la sien de la muerte

mis pensamientos se incendian sobre el cráneo de la vida

El amor es un cadáver perfecto como la mierda de la existencia

Es la primera vez que resuena mi nombre como si alguien me llamara

Como un ataúd que nombra memorias ardientes

De la mentira es que dirigiste el dogal en cuello propio

Que la sangre inmutable del ayer fue un olor fétido de ausencia

Los vientos ensombrecidos mueren en los atardeceres

Mira como de las constelaciones arden en la nada

mi existencia es vomitable un obstinado acto irreversible de autodestrucción

Para mí el alcohol es un fantasma ingobernable

Mis sueños fue un hogar y un cementerio

De escozor donde el reino del vacío repiquetea sobre las tinieblas

Te asomas sobre precipicios venidos de la nada

Conjuraciones de rapiña y olvido

Para cada vida hay espectros que componen furiosas leyes sin voz ni amparo

para quien la sed arde en las entrañas

no voltees hacia aquí.

No te detengas.

Porque hay alguien cuyo poder corromperá tu delirio

un harapo deslumbrante del cielo con su trozo infinito de desecho

Una sombra que desertó de Dios y de la esperanza

fuiste elegido para sembrar tu cosecha en el infierno

y entre todos los dioses para condenación de cada hombre.

Esa soledad de incipientes delirios

del que tomó en la sangre una ponzoña eterna

del que no soñó con el cansancio del aura

de cenizas bendecidas por reclamos de murmullos ensangrentados

No es castigo vivir entre demonios y sus secuaces

ni un vestigio de polvo olvidado

la centelleante máscara de un adicto paseado sobre sombras intangibles

te desgarra la noche con su porción de melancolía

y apolilla con su infección en la tela de los sueños.

Es el olvido que pasa sigilosamente en la memoria

Hasta el fin de los siglos levantará su canto rebelde contra el mundo.

Su paso es una llaga sobre el rostro del tiempo

Por lo que el atrás se sumergió en olas de tempestad

Derribado por viejas canciones de una tormentosa tempestad

un recuerdo para abatir lo que alguna vez fuiste

ahí donde resides con el corazón abatido

tomando el rumbo de lo oscuro

el hato hirviente de velas encendidas

así como creías en el fondo de la penumbra se alzan mantos de huesos

el fútil receso donde la ahorca es humo y estruendo

donde el fuego asemeja al cráneo de las lágrimas

callada viene la muerte con sus alas de cuervo

con póstumas claridades de tonos de los ayeres

cumples con la ceremonia de los malditos

una sangre de olvidos y muertes

melodías infectas de pasados innombrables

lloras mientras el velo de lo eterno camina sobre la memoria

atardeceres donde el reino de las calaveras sueña con lo inanimado de algo que no existe

caminas sobre desfiladeros es tomar la rabia y convertirla en amaneceres de luto donde los ángeles dejan caer una gota de efímera nostalgia.

Ramón Javier Ayala Martínez es poeta, traductor, ensayista y coordinador de talleres mexicano. Licenciado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Miembro titular de la Academia Nacional de Poesía de la CDMX. Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (Pecda) Tlaxcala en sus emisiones 2007 y 2014, y en el 2022 el Pecda para creadores con trayectoria. Obtuvo el Premio Estatal de Poesía Dolores Castro 2015. Ha sido locutor del programa Insania La Furia del Metal.

Autor de seis libros de poesía. Obra suya forma parte de cuatro antologías colectivas. Poemas y traducciones suyas han sido publicados en Periódico de Poesía, Círculo de Poesía, Letralia, Revista de poesía de Chile, La Otra y Poetas para el siglo XXI. Y en muchas otras revistas. Ha coordinado diversos talleres de poesía dentro de México. Como traductor, ha vertido al español poemas de John Berryman.

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