Lun. Abr 21st, 2025

José Luis Puga Sánchez

Se trató de la primera reunión, así lo dijeron, entre productores de talavera de Tlaxcala y Puebla, en ruta a la aplicación del plan de salvaguardia de los procesos artesanales de la talavera en Puebla y Tlaxcala, a cinco años de su declaratoria como patrimonio de la humanidad por la Unesco, el 11 de diciembre de 2019, y a dos años de la conformación del comité en San Pablo del Monte para elaborar el plan de salvaguardia.

Pero nada se dijo en específico del plan de salvaguardia aprobado ya, oficialmente en proceso de edición e impresión bajo supervisión de la Dirección General de Culturas Populares, Indígenas y Urbanas, de la Secretaría de Cultura federal.

En el acto inaugural, Karen Villeda, secretaria de cultura en Tlaxcala, dijo que la reunión es el inicio de un trabajo conjunto entre ambas entidades. Informó también que ya había establecido contacto con las dos provincias españolas donde también se trabaja la talavera: Talavera de la Reina, así como Puente del Arzobispo, con el fin mismo del trabajo coordinado.

Una artesana y dos artesanos de San Pablo y una artesana y dos artesanos de Puebla participaron en la mesa, bajo la conducción de Edaly Quiroz Moreno, subdirectora de patrimonio cultural inmaterial del INAH.

Y fue curiosa la disposición de lugares: de un lado los tres poblanos, ellos con saco y más formales, ella con vestimenta también formal. En el lado contrario, los tres tlaxcaltecas, dos con camisa de manta bordada y uno con camisa a cuadros. Eso puede parecer solo superficial, incluso una clasificación estereotipada, pero la separación fue más profunda. Los artesanos de Puebla ven a la talavera como un producto, como un negocio y buscan resolver sus problemas y necesidades mediante la denominación de origen y todo el entramado legal comercial y económico. Los artesanos de Tlaxcala perciben a la talavera como expresión de rasgos culturales identitarios específicos y se apoyan en la reglamentación de derechos de autor y derechos culturales.

No, la diferencia no es menor. Aparte de la validez de ambas posiciones, quedó clara la diferencia con que cada comunidad se percibe a sí misma y a sus productos.

De entrada, los productores todos coincidieron en señalar la muy escasa información en la sociedad sobre las características de la talavera y su diferencia con otros productos similares, desinformación cuya solución –señalaron- recaería en primer término en las autoridades, por tener a su disposición todos los recursos para poner en práctica una gran campaña, o muchas, de tipo informativo y de concientización.

Señalaron también la existencia de artesanos del sector que, algunos por desconocimiento, otros con pleno conocimiento de causa, elaboran productos que etiquetan como talavera sin cumplir cabalmente con los procesos y/los materiales específicos.

Sus retos, para la parte tlaxcalteca, son conseguir la materia prima, con solo ocasionalmente, sino de manera sostenida y a largo plazo; hacer conciencia del valor de la talavera auténtica como un bien ancestral, su identificación y su diferenciación con otros productos parecidos.

La parte poblana coincidió con la urgencia, por parte del gobierno, de dar a conocer la talavera y los procesos de sus productos, así como su catalogación, por la Unesco, como patrimonio de la humanidad; “culturización” de sus productos.

Se remarcó en general la existencia de pocos portadores de esta tradición, del poco apoyo institucional y de la mínima cobertura de los medios de información.

En realidad, intervino Edaly Quiroz, lo que se debe observar, más que cuidar las piezas, es preservar todo lo que hace posible que esas piezas existan. “Muchas veces el patrimonio cultural inmaterial tiene un reflejo físico, que incluye los elementos naturales, el apoyo institucional, la manera de transmitirse a las nuevas generaciones. Vamos a valorar la pieza no solamente por su calidad estética, su belleza, sino también por todos los conocimientos que han sido heredados desde hace más de 400 años, útiles para muchas y diversas necesidades ornamentales, arquitectónicas, del hogar…”, magnitud “que, quizá, los mismos portadores desconocemos en su totalidad”.

La clara diferencia en las ópticas de tlaxcaltecas y poblanos fue muy visible cuando hablaron del uso de diseños artesanales por firmas comerciales. La parte poblana argumentó que no hay manera de enfrentar y resolver esa situación, pues su experiencia ganada en años y años de lucha contra el plagio, les dice que la denominación de origen no impide la copia, solo les otorga un certificado de autenticidad. La parte tlaxcalteca argumentó que las nuevas leyes en derechos culturales protegen ya de diversas formas a los productos auténticamente artesanales.

La facilitadora del INAH dio la razón a los anfitriones, pues enfocarse –explicó- solo a la denominación de origen ubica el caso solo en el plano comercial, con su reglamentación específica, en tanto que ubicar a los productos artesanales en el terreno cultural les confiere otra dimensión, con otro tipo de normatividad, que ha experimentado profundos avances en fechas recientes.

Edaly Quiroz también fue muy clara cuando señaló que, por ley, no está autorizado que las autoridades realicen cualquier acción torno a la talavera, sus procesos y sus productos, sin el previo consentimiento informado de los portadores y su participación integral. Los portadores “son los principales líderes de lo que se tiene que hacer en cuanto a su patrimonio. Que con base en lo que ellos quieren mostrar de su patrimonio, y cómo quieren que se le conozca fuera de su comunidad, es que se debe construir esa narrativa, ese discurso patrimonial sobre su expresión cultural”.

El patrimonio cultural –recalcó- es una responsabilidad de las comunidades portadoras.

Finalmente se trató de la primera reunión, ¡a cinco años de la declaración de la Unesco!, entre las únicas comunidades artesanales de talavera en nuestro país. Otro punto a resaltar fue la mínima asistencia a la asamblea de intercambio de experiencias, tanto de público como de productores.

Y quedó también como pendiente, inexplicablemente, la difusión concreta del plan de salvaguardia del proceso artesanal de la talavera en San Pablo del Monte, pese a que aún se encuentre en fase de edición e impresión, pues el contenido oficialmente ya ha sido aprobado y el propio plan reconocería la urgencia de su masificación.

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