Lun. May 20th, 2024
Medusa

José Luis Puga Sánchez

Parecía una maravillosa oportunidad para estudiar la situación real del sector alfarero, pues el “Primer encuentro de alfareros de Tlaxcala 2022” había sido convocado, pero esa circunstancia se diluyó casi inmediatamente, pues el foco de la reunión fue uno solo: la necesidad de eliminar el plomo en los procesos alfareros.

Pero más a fondo, el encuentro tuvo como premisa respaldar el proyecto de un pequeño grupo que busca, y ya fue aceptado por Conacyt, intervenir en el cambio de esmaltes a productos sin plomo, lo cual explicaría su desinterés por el proceso general y amplio de la alfarería.

El artesano Bernardo Juárez trazó un muy tenue perfil del sector en Tlaxcala: en Tenexyecac somos 120 talleres alfareros, talleres donde vive la familia con hasta seis miembros. San Pablo del Monte, 120 talleres en iguales condiciones. Españita: 30 talleres. Tzompantépec, 20 talleres.

Dijo que desde 1990 inició el programa de sustitución del esmalte, para eliminar el plomo, pero “los logros son pequeños debido a la magnitud del país y a la falta de apoyo gubernamental”. Las culturas de nuestros pueblos –recalcó- son nuestra fortaleza e identidad, por eso debemos rescatar nuestras tradicionales cerámicas bruñidas, exigir la prohibición de la venta y uso de esmaltes con plomo, recibir mayor capacitación técnica en el uso de los esmaltes sin plomo. Demanda seguridad social y una estrecha vigilancia sanitaria, “por haber estado expuestos tantos años al plomo, pues este se acumuló en nuestros huesos”.

Ni mínima palabra, en un encuentro artesanal, a los costos de producción, a la oportunidad y cuantía de los fondeos institucionales, a los procesos de producción, a las condiciones de los talleres, a las condiciones de los mercados, a la comercialización, a su capacidad técnica, a sus canales de distribución, a su empaque y embalaje, a la piratería, a… varias cosas más.

Hubo, sí, tímido acercamiento a la urgencia de cambiar sus hornos. “El sector artesanal ha estado olvidado. Tenemos hornos del siglo XIX y no podemos hacer el cambio. Fonart nos apoya un poco, el 2 o 3 por ciento”.

“Todos los artesanos –lamentó Bernardo Juárez- saben que el plomo nos hace daño, ¿pero realmente tienen la información?… ¡Nadie sabe! Hay artesanos que preguntan incluso qué es el plomo, ¿con lo que quemo? ¿con lo que hago?… porque lo hemos hecho por emulación, desde el tatarabuelo hasta nosotros que se los dejaremos a nuestros hijos”.

Cuauhtémoc Juárez Pérez, responsable del proyecto del grupo aprobado por Conacyt, de inició se preocupó más por hablar del impacto del covid, pero aceptó desconocer cifras en el sector alfarero de muertos y enfermos con alguna secuela, aceptó desconocer montos de los gastos médicos de los artesanos, aceptó desconocer gastos de los artesanos en atención médica privada y remarcó que el sector carece de seguridad social.

Pero cuando habló de las repercusiones sanitarias en los alfareros por el uso de esmaltes con plomo, “somos el primer lugar en enfermedades crónicas, particularmente la enfermedad renal; somos el primer lugar mundial en enfermedades prematuras por esta enfermedad; en el país, Tlaxcala está en los primeros cinco lugares. Ante esta situación hicimos una propuesta”.

Vino entonces una brecha de incomprensibles incógnitas y ambigüedades en el discurso de Cuauhtémoc Juárez: “al ser aprobado el proyecto, inicialmente nos apoyaron con una cierta cantidad de recursos, los cuales se ejercieron para complementar una serie de análisis y poder establecer las bases para poder llevar a cabo reuniones más adelante”. Fue claro cuando dijo que no detallaría.

Solo el artesano Bernardo Juárez parecía preocupado por la situación general de los artesanos del sector, sus compañeros: “Los alfareros han abierto las puertas y quieren prepararse, quieren ver resultados. Tenemos más de 20 años recibiendo capacitación de Fonart (Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías), pero no se le ha dado seguimiento, no se le ha dado un final”.

Absolutamente vacías las intervenciones de Saúl Pérez Bravo, director de Casa de Artesanías de Tlaxcala, y de Elena Vázquez, directora de operación y proyectos integrales de artesanías, de Fonart. Solo llegaron a pasar lista y tomarse la fotografía.

Sí, parecía una estupenda oportunidad para estudiar y diagnosticar el sector en Tlaxcala, pero el objetivo real fue introducir un proyecto específico, lo demás no fue de interés para la organización.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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