Lun. May 20th, 2024
Pedro Netzahualcóyotl

Piedra de Toque

La riqueza de Tlaxcala en sus costumbres y tradiciones brota en cada lugar, en cada pequeño paraje de su geografía. Contla de Juan Cuamatzi está enclavada en el corazón de la zona de raigambre náhuatl del estado. Ahí, la lengua, los ritos y las tradiciones son cotidianas, usuales, hogareñas…

Y ahí, en el seno de una familia con sangre textil, Pedro Netzahualcóyotl Nava juega y crece con técnicas ancestrales de hilado y tejido. Sus primeros juguetes fueron las canillas, lanzaderas e hilos con los que tejía sus sueños infantiles, al calor del hogar donde sus padres le enseñaron los primeros pasos dentro de los textiles. Junto a la familia, a los amigos, a la escuela, ahí, al ladito, va creciendo también su pasión por la elaboración de prendas de vestir.

“Las lanzaderas eran parte de mi juego diario y de ahí es que inconscientemente empecé a adoptar el gusto por el taller sin darme cuenta de qué se trataba. Cuando empecé la primaria comenzó mi inquietud por saber qué hacían mis padres, pero fue hasta la secundaria cuando ayudé un poco más en el taller, como a pasar los hilos, canillas o hacer amarres de las piezas que ellos sacaban”.

Corre su vida y con ella sus cambios, sus mutaciones, aunque se mantenga en lo esencial. Llevado por las exigencias y por las modas, estudia ingeniería industrial, pero su espíritu lo desborda. Se sabe y se siente artesano y en respeto a eso busca su profesionalización en las técnicas artesanales a través de la Licenciatura en Arte y Tradición cursada en el Centro Morelense de las Artes.

Egresado de la licenciatura y frente al campo laboral, Pedro casi no tiene opción, pues su formación textilera le induce hacia la elaboración de sarapes, pues a su juicio el producto final representa una obra de arte que puede ser exhibida en los principales museos del mundo. “Al final, tiene toda la esencia artesanal que me encanta, sé que me falta mucha preparación para competir con cualquier arte ‘puro’ por decirlo así, pero creo que no demerita nada en la comparación con una pintura o una escultura, porque reúne las características decorativas, utilitarias y culturales con procesos naturales amigables con el medio ambiente, llenos de tradición e identidad cultural textil del México central”.

Hoy, en los pocos años que ha dedicado al trabajo textil, ha creado ya su propia identidad artesanal. Afirma que para realizar un sarape respeta la iconografía, la fauna y la cosmovisión de su zona, ya que está muy enfocado en la arquitectura local y, actualmente, en la geometría, las cuales le ayudan a inspirarse para sus diseños. “Te puedo decir que un sarape, en palabras de los expertos, es una pieza perfecta, tiene toda una composición perfecta, de un centro perfecto, con un marco perfecto y con el tamaño exacto. Te puedo decir que hasta el estado de ánimo tiene mucho que ver para su creación, por eso me llena mucho hacer un sarape por todo lo que interviene”.

Su rica experiencia y la calidad de sus productos le llevó a alcanzar varios premios solo en los ocho años recientes, hasta que en 2022 se le otorgara el primer lugar del Gran Premio Nacional de Arte Popular 2022 en la categoría de Textilería, en la rama de Lana tejida en telar de pedal o de cintura, con la pieza Sarape del siglo XVII.

Esa pieza, confiesa ahora, la desarrolló a partir del arte mudéjar, cuyo estilo artístico se desarrolló en los reinos cristianos de la Península Ibérica. “El año pasado me inspiré en el arte mudéjar porque en la escuela estaba viendo la historia de este estilo arquitectónico del cual me enamoré, así que me dediqué a buscar ese posible enlace entre lo mudéjar y lo tlaxcalteca, para lo cual me fui a platicar con antropólogos y profundicé mucho más en su historia para poder representar ese tipo de arte sin alterarlo”.

Sus guías, sus asesores, los conocedores le impulsaron a abrir los ojos y aprender a observar más, porque en realidad habitaba –así le dijeron- en una ciudad mudéjar. “Veía mi estado, pero no lo observaba, fue entonces cuando observé que es una ciudad de arcos, semi círculos y óvalos interpretado ahora por manos tlaxcaltecas”.

Con la compresión de su entorno y la mirada ahora profundamente adiestrada, Pedro ha aprendido a fusionar sus ideas, su imaginación con su hábitat. Sus diseños son ahora crónicas de sus historias cotidianas. “Me ha servido mucho para estar en el lugar donde estoy y eso me encanta”.

En la edición 2020 del Gran Premio Nacional de Arte popular obtuvo el tercer lugar con un sarape del siglo XIX, elaborado en telar de pedal con urdimbre de algodón. “En esta pieza tardé 10 meses, ya que la teñí con tintes naturales de grana cochinilla y palo de Brasil. Fue un arduo trabajo, pero bien que valió la pena cada detalle”.

En 2018 ganó el primer lugar del Concurso Nacional de Textiles y Rebozos, donde destacó con un sarape de lana pintado con palo de Brasil del siglo XVIII. “En ese mismo año también gané el primer lugar en el Gran Premio Nacional de Arte Popular 2018, con un sarape blanco con iconografía del siglo XVII, el cual pinté con tintas naturales extraídas del añil”.

Pedro Netzahualcóyotl tiene claro que los tiempos son perfectos y que cada pieza vale por el tiempo que le invierte, que hay ocasiones que uno le lleva más tiempo que otro, sin embargo, lo importante es disfrutar de los procesos porque al final del camino estará su recompensa.

“Antes me desesperaba mucho porque no podía crear en menos tiempo. Hoy me doy cuenta de que los tiempos son necesarios y las piezas valen por el tiempo que tardes. Me concentro tanto su elaboración que me enfoco en disfrutar todo el proceso sin detenerme a ver detalladamente hasta que la concluyo, y ahí es cuando digo ¿Cómo es que hice eso?”.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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