Lun. May 20th, 2024
Cuadro de el Yeitotol

José Luis Puga Sánchez

Seis meses después de su presentación, cinco meses después del intempestivo y sigiloso cambio en su dirección y envuelta aun en las grises neblinas de la segregación, la compañía estatal de teatro de Tlaxcala finalmente vio la luz y se presentó en el Teatro Xicohténcatl, ante sala llena, pero casi sin gente de teatro.

El montaje elegido para su primera aparición pública fue El Yeitotol, una historia de fantasía que lleva al público a un viaje de aventuras, donde valores tan edificantes como la fuerza, la sabiduría y la alegría cobran dimensiones gigantescas.

El trabajo escénico fue cuidadoso, con un ritmo sostenido que mantiene la expectación del público, aunque no pasa desapercibida la desigualdad en el trabajo actoral, pues algunos personajes se muestran fuertes, claros y firmes, en tanto otros apenas delinean su perfil y se ven semi opacos. La música es original, vestuario y escenografía imaginativos. El impacto general que provoca la obra es agradable.

Al cerrar el telón, la directora, Samantha Moreno, paseó su sonrisa por el proscenio: “celebramos que el Yeitotol, de Verónica Maldonado, emprende su vuelo gracias a la suma de voluntades, la solidaridad y el trabajo en equipo. Este primer proyecto está dirigido a las infancias, con el compromiso de brindar el acceso libre y seguro a la cultura, buscando que el teatro sea una herramienta para provocar un pensamiento crítico, sobre todo en un mundo que cada día es más rapaz”.

Se trató, en suma, de un montaje que dejó buen sabor de boca en los asistentes. Una obra muy sencilla que no entra en controversias con nada y, dadas las condiciones de trabajo, fácil de montar.

El problema, sin embargo, radica en otra parte.

Una compañía estatal de teatro es la imagen general del tipo y calidad de teatro que se monta en la entidad. Es su mejor versión. La más depurada selección de sus integrantes en todas sus partes: dirección, actuación, dramaturgia, escenografía, vestuario, iluminación, musicalización…

Es compañía estatal porque se integra de esa selección, resultado de convocatorias abiertas. Y debe ser la representación en el exterior del teatro que se hace en Tlaxcala.

Y la compañía estatal debe ser el pináculo de todo un sistema integral de capacitación, desarrollo y promoción para las artes escénicas en el estado.

Nada de lo anterior sucede.

No hubo concurso de oposición para ocupar la dirección.

Se convocó públicamente, sí, para la selección del elenco de actuación. La respuesta recibida es visible sobre el escenario. Muchas actrices y actores experimentados se han mantenido al margen.

Se pretende vestirla de representatividad que el sector no le ha dado, prueba de ellos los múltiples señalamientos vivos aun en redes, así como la notoria ausencia de la gente de teatro en esta función inaugural.

En pasillos del Xicohténcatl, al terminar el estreno, voces de teatreros hablaron de la profusa lista de agradecimientos que, a su juicio, enmarcaría su brega para conseguir, precisamente, lo que la institución no les habría dado.

El titular de la Secretaría de Cultura no acudió a la tercera llamada. En una butaca del lunario permaneció el director del Centro de las Artes, en un balcón, juntas, Elena Hernández y Rosa María Lucio, y en el pasillo, antes de empezar, Magali Cruces observó el ingreso del público… y repentinamente se esfumó en el aire. Pero aún se espera el arribo de Antonio Martínez Velázquez.

La compañía estatal de teatro de Tlaxcala es, en los hechos, una compañía como todas las demás existentes en Tlaxcala, pero sostenida con recursos públicos. Deslegitimada como tal. Una competencia desleal.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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