José Luis Puga Sánchez

Sin desmayo, las mujeres continúan su apasionada labor de construcción de un estatus social que revalore su desempeño histórico, que siente las bases de un nuevo contrato social asentado en la justicia y la igualdad, propósito que enmarcó las jornadas feministas de literatura que tuvieron como eje, esta ocasión, visibilizar el trabajo de periodistas, escritoras e investigadoras en la lucha contra la desigualdad y la violencia.

Tres días de actividad en el Museo Miguel N. Lira mostraron un sólido y bruñido trabajo de mujeres en la academia y en la investigación, se repasaron brevemente algunos rasgos históricos y mostraron perspectivas feministas. Nodal fue la entrega de la presea Rebeca Torres Ortega a los padres de la recién fallecida Miriam Marroquín Stevenson, como un reconocimiento a su labor en favor de los derechos de la mujer.

Otro momento fundamental fue la presentación del libro ‘San Fernando: última parada’, de la periodista Marcela Turati, quien, a raíz del encuentro de 72 cuerpos, la mayoría migrantes, dentro de un tráiler, en San Fernando, muy cerca de Matamoros, realizó profunda y larga investigación sobre las masacres en Tamaulipas y la red de complicidades alrededor de ellas, donde están involucradas las organizaciones criminales y las autoridades. Este tema trasciende el feminismo y se adentra en los infiernos de la sociedad.

Pero hablaron periodistas locales, de redacción y de lente, quienes en mesas diferentes expusieron sus emociones al participar en las marchas del 8 de marzo, día internacional de las mujeres, y la solidaridad creciente entre ellas, frente a las aun profusas expresiones de machismo existentes. Leyeron textos que hablan de ellas, por ellas y para ellas.

Se repasó el campo de las escritoras, quienes con el avance de la comprensión social y de su propia autonomía, hacen llegar su mirada más profundamente en el medio que las envuelve.

Historias las hubo: como el del grupo Guardianes del bosque, un puñado de mujeres y hombres de las faldas de la Malinche, en lucha frontal y decidida por rescatar a su bosque y su volcán del escarabajo descortezador y de la negligencia oficial.

Se mostró el trabajo de nóveles escritoras tlaxcaltecas, ya con reconocimiento a su trabajo, quienes dejaron ver un sustancial incremento en el nivel temático y de calidad. Vientos halagüeños soplan en las letras tlaxcaltecas.

O también el abordamiento a textos fantásticos escritos por mexicanas y argentinas, vistos por estudiosas y catedráticas tlaxcaltecas. Mujeres que aman a otras mujeres, la maternidad, la lectura en las infancias y una casi incipiente y simbólica exposición escultórica.

Las jornadas feministas de literatura marca formas y sólidos pasos en la construcción de una sociedad justa y equilibrada, con mujeres y hombres plenamente conscientes de su papel en la historia, una historia horizontal e incluyente.

Para las instituciones públicas, lo había adelantado ya el secretario de Cultura, Antonio Martínez Velázquez, significan “entender cómo debe ser la relación con la sociedad civil. En general, la sociedad civil está ahí para vigilar al gobierno, para decirnos en lo que estamos mal y poder mejorar la acción pública, confianza que se va ganando”.

En la Secretaría de Cultura “hemos demostrado que podemos tener esa confianza para tener esa interlocución con distintos grupos… porque tenemos convicciones. Imagínense si uno estuviera en la lista de deudor alimentario, cómo puedes hablar con las feministas. Es imposible. En cambio, por ejemplo, hemos construido con la comunidad LGBT una fuerte alianza”.

Durante las marchas –presumió Marvel- el Museo Miguel N. Lira y el Museo de Arte de Tlaxcala son “espacios seguros”. “Secamos desde el año pasado una circular de cero tolerancia contra la violencia de género en las escuelas, espacios educativos de la Secretaría… y la hemos cumplido. Hemos ya denunciado a la Función Pública a profesores o personas que son… que se acercan a denunciar. Son acciones que generan confianza”.

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