Dom. May 19th, 2024
Fuera de lugar

José Luis Puga Sánchez

De excepción parece ser una combinación brillante y exitosa de artista-deportista… y ésta no fue la excepción. La exposición “Fuera de lugar”, de Rodrigo Ímaz, consiste en un reguero en el piso de cien muy viejos balones de fútbol ponchados, cada uno con una planta diferente saliendo de sus corroídas entrañas.

Al lado, en una pequeña mesa, aun en su prensa, una tortilla común y corriente con los hexágonos de un clásico balón de fútbol impresos con tinta natural y comestible.

La asistencia de público fue nutrida, muchos funcionarios, pero muy pocos artistas.

Y cómo no podría ser así, si Rodrigo Ímaz es hijo de Claudia Sheinbaum, la muy probable próxima presidenta de la república. La aristocracia local buscaba una fotografía junto al próximo junior real.

Parco, Ímaz confesó que hace algunos años estuvo en la antesala de fichar con un equipo profesional de futbol, pero finalmente se decidió por el arte, y de ese su arte trajo a Tlaxcala cien balones ponchados convertidos en macetas, “como cuencos de vida. La vida se abre camino en lugares diferentes e insospechados. Hay un balón de mármol, tallado como un balón ponchado. Y una mesa de trabajo donde se aprecian varios experimentos con masa de maíz para tortilla”.

Anunció una “cascarita” de futbol en la explanada de MAT después de la inauguración de su exposición, Anunció una “cascarita” de futbol en la explanada de MAT, para lo cual se habilitaron dos porterías de cantera, que “recuerdan el aro del juego de pelota prehispánico”. Su deseo fue que ahí se generen “cascaritas autogestivas” para que los visitantes la pasen bien… pero esa “cascarita” inaugural nunca sucedió.

Antonio Martínez Velázquez, secretario de Cultura local, dijo que la exposición llama a “la reflexión sobre la necedad de la vida por estar allí donde creímos que no podía estar”, pero también nos da “algo de esperanza de que el hule, en el caucho, nace también la vida y se puede mantener. Al final esa es la celebración del arte, la celebración de la vida”.

A decir del curador de la exposición, Fernando Gálvez de Aguinaga, Ímaz plantea un cuestionamiento al “sistema capitalista que se ha apoderado de los deportes profesionales, haciendo que esos muevan millones de dólares, atrapando a los jugadores en una red oscura de intereses, mientras el planeta requiere ese dinero para rescatar los equilibrios naturales”.

Y en medio de ese viento de palabras, los tímidos balones maceta se apretujaban, inseguros, en el centro de la sala del Museo de Arte de Tlaxcala donde el orgulloso tótem de Silva vigila. Casi demasiado espacio.

Después, nuevamente en la explanada exterior, oleadas de funcionarios y periodistas taquearon voraces con tortillas “ceremoniales”-balón y “agua de barranca”. Solo así fueron felices.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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