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Piedra de Toque

La llegada al mundo de un nuevo ser, además de un hecho biológico que se da en el cuerpo de las mujeres, es sobre todo un acontecimiento cargado de significado cultural. Cada sociedad proporciona las representaciones que lo ordenan, dan sentido y le confieren el carácter social de seguridad y control. Se nace en una época y en un determinado contexto, y en ellos se articulan las representaciones y prácticas que ayudan a entenderlo.

Hasta hoy se gesta en el cuerpo de una mujer y se nace en el acto físico que ella realiza al parir. Al referirnos al nacimiento incluimos tanto el parto que tiene lugar en la mujer-madre como el nacimiento del/a hijo/a. Ambos sucesos están tan íntimamente entrelazados que llegan a fundirse. Además consideramos que la mujer suele estar acompañada bien sea por su pareja o por sus familiares, pero, sobre todo, se ha encontrado tradicionalmente presente la figura de una persona tenida como experta que, dependiendo de aspectos tan variados como el contexto geográfico, los valores religiosos y culturales, las decisiones políticas y económicas o el tiempo histórico en el que ocurre el nacimiento, puede ser la de una mujer de la familia, la comadrona, el obstetra, el chamán o el cirujano. En nuestra sociedad, el qué, cómo, quién y por qué cuidar los procesos del nacimiento, ha ido modificándose a lo largo de los siglos y conforme a la evolución social

Así, el nacimiento se inscribe en la cultura, y se construye desde todo un conjunto de representaciones y saberes que lo sustentan y en interrelación con el resto de procesos sociales.

Las representaciones integran fenómenos cognitivos con implicaciones afectivas y normativas, que moldean una determinada manera de interpretar la realidad, y que dan sentido a la experiencia, estableciendo un modo de acción dentro de un grupo en un tiempo histórico determinado.

Partos 1

Los indios comanches construyen una empalizada especial, donde la parturienta queda aislada con su esposo, que debe ayudarla durante el parto. Se clava una estaca en el suelo, a la que la mujer se agarra fuertemente, al mismo tiempo que el esposo presiona del vientre hacia atrás y hacia arriba. Se le construye luego una pequeña cabaña alejada del poblado y en ella quedan aislados durante 40 días. Este aislamiento puerperal es probablemente un uso empírico para evitar la propagación de las infecciones puerperales mediante una “cuarentena”.

Partos 2

En las islas Fidji, según testimonio de Williams y Calvert, está también muy extendido el parto en posición suspendida, mientras una comadrona comprime el vientre en sentido descendente. Los hombres son alejados de la ayuda al parto y la profesión de curandera o comadre se conserva con íntimas relaciones con el culto y la brujería. Parece ser que los nativos conocen la práctica de la extracción podálica, dejando a la mujer en posición colgada y atando un peso al pie del feto.

Partos 3

Entre los habitantes de la región del Nilo Blanco se ejerce también la compresión abdominal en los partos difíciles, mediante un vendaje presionado fuertemente por una partera

Partos 4

En 1750 Bacqueville de la Potterie, que recorrió el país con colonizadores franceses, se admiraba de la valentía y la resistencia al dolor de las hembras de esta tribu. Estaba considerado el gritar y quejarse como indicio de que el hijo que naciese sería un cobarde, y la mujer, madre de un cobarde, era expulsada del campamento y despreciada. Ser hijo de una mujer que no había gritado en el parto, era tenido como un gran honor.

Partos 5

Los parteros en Rodesia del Norte ayudaban a los partos laboriosos poniéndose de pie en el vientre de la parturienta, hasta que obligaban a salir a la criatura.

Partos 6

Entre los tunguses, el parto parece transcurrir especialmente fácil. Razas nómadas por excelencia, dan a luz en mitad del campo, allá donde el azar las sorprende. En 1762 un naturalista, Pallas, afirmaba que las mujeres de los tunguses daban a luz sin conocer el dolor del parto. Esto es, sin duda, exagerado, pero demuestra una gran dureza y capacidad de resistencia de estas razas en las mesetas del Asia Central.

Partos 7

En 1879, Felkin, en el corazón de Uganda, en el África Ecuatorial, presenció la práctica de la cesárea por un curandero nativo. El operador se lavó las manos con vino de plátano (asepsia) y emborrachó a la paciente con el mismo vino (anestesia). Hecho esto, con un corte muy rápido en la línea media abdominal, incidió la pared y el útero, extrayendo el feto y la placenta. El útero fue dilatado manualmente por vía vaginal y amasado enérgicamente para cohibir la hemorragia. Hecho esto, una sutura en forma de 8 cerró primero la pared uterina y luego las cubiertas abdominales. Una pasta de ciertas hierbas fue aplicada sobre la herida. La paciente, cuyo hijo vivió, estuvo en condiciones de caminar a los once días. ¿Durante cuántos miles de años habrán tenido que realizar cesáreas los waganda para haber llegado a este perfecto empirismo?

Partos 8

En algunas tribus apaches estaba muy en boga el parto suspendido, mientras una partera amasaba el vientre y otra mantenía los muslos de la mujer en fuerte abducción. En esta tribu también estaba consagrada la época de purificación de la mujer, aislándola del campamento durante cuarenta días, en los cuales no podía ponerse en relación más que con otras mujeres no vírgenes, pero nunca con su esposo, con sus hijos o con muchachas solteras.

Partos 9

El parto con la mujer colgada era una costumbre muy extendida entre los pueblos primitivos.
Maudiére describe que a finales del siglo XIX había observado que en el norte de Siam, en los partos difíciles algunas tribus colgaban parcialmente a la mujer, atándola por debajo de los brazos, mientras dos hombre robustos comprimían su vientre

Partos 10

Parto en los wanikas
Es un parto donde la paciente se recuesta en un tronco y mediante una banda de tejido realiza un torniquete de compresión abdominal, similar a la maniobra de Christeller.

Partos 11

Parto entre los indios del México antiguo
Entre los indios del México antiguo era costumbre ayudar a los partos difíciles con la constricción del vientre mediante una banda de tejido, al mismo tiempo que la parturienta jalaba de una cuerda colgada del techo de la habitación.

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