Lun. May 20th, 2024
Postal de Inmensidad

José Luis Puga Sánchez

La solemnidad de un espacio ritual como es un panteón, fue intervenida por la tecnología y la inventiva de un grupo de artistas visuales, quienes de diversas formas establecieron contacto con la naturaleza, en un afán de hacer convivir los conceptos de identidad y cultura. ‘Inmensidad’ es un festival cultural que combina el arte y las tradiciones con las nuevas tecnologías, en una búsqueda para acercar al espectador a reconocer la importancia de la naturaleza.

En su séptima edición, el festival reinició su camino, interrumpido por dos años debido a la pausa impuesta por la pandemia.

Abel Benítez, cofundador del festival al lado de Fernando Larios, recordó el perfil inicial del evento: una video instalación sonora para panteón en La Candelaria Teotlalpan, Totolac, que pasó después a ser un proyecto becado. Al correr los calendarios fue adentrándose en las costumbres de la comunidad, a tal punto que desde 2014 hasta el 2019 se desarrolló ininterrumpidamente.

Se trata –precisa Abel- de acercarse a las plantas y árboles a través de una interface lumínica y sonora, con la cual se pretende entablar una reflexión “que permita entender que la tecnología y la naturaleza pueden coexistir y que una no es más importante que la otra”.

Y eso es ‘Inmensidad’: un espacio de contacto entre el arte, la tecnología y la naturaleza. Un espacio de intercomunicación entre dos formas de vida: la humana y la vegetal.

Pero el festival ofreció también otras alternativas, como la muy atrayente realidad virtual. Filas y filas de seducidos visitantes para al final colocarse unos lentes 3D y, de esa manera, sumergirse en imágenes tridimensionales en un mar de formas, luces, líneas, colores que envolvían al espectador. Si, el futuro ya está aquí.

Se habilitó también un foro que se inundó de notas musicales de ritmos típicos, de jazz, de son jarocho, de flamenco y de música electrónica inyectada por dj’s locales.

Se mostró también una ofrenda comunitaria que contó, sí, con los elementos tradicionales como la fruta, las calaveritas de azúcar y chocolate, el incienso, el mole, los tamales, el mezcalito… y un carrusel de imágenes. La ofrenda estuvo dedicada a… muchas personas, cuyas fotografías desfilaban en los dos pequeños monitores situados al centro de la instalación, fotografías de difuntos reales proporcionadas por gente de la comunidad.

En la fachada de la parroquia nacida en 1590, según información del mayordomo, se proyectó mapping que vistió de formas, movimiento y colores la construcción con casi 4 siglos y medio de “vida”.

Pero Fernando Larios y Abel Benítez no actuaron solos, el colectivo cultural Rosa Mexicano ha sido su fiel acompañante casi desde su creación, aportando brazos, manos, piernas, imaginación y ganas… con evidentes resultados.

Esta primera edición pos pandemia recibió por vez primera el apoyo de La Colmena, el espacio de creación y experimentación audiovisual que trabaja en el Palacio de Cultura.

Y se sumó gente de la comunidad, y estudiantes, y amigos, en un proyecto que ya ha sido presentado fuera del país: Tokio y París lo testifican.

Solo los muertos fueron capaces de poner fin a la inmensidad… este año.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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