Dom. May 19th, 2024
Óleo de Marisela Chumacero en la galería Milácatl

José Luis Puga Sánchez

Etérea, fantasmal, Marisela Guarneros Chumacero se volvió tangible a través de su obra pictórica, en la exposición “Judas atemporales” inaugurada a mediados de diciembre en la recién abierta galería Milácatl.

Es ella una figura artística muy conocida en los cenáculos del arte, en los callejones populares, en los pasillos institucionales… pero pocos, muy pocos, pueden vanagloriarse de su presencia, física y/o artística.

Jaime Milácatl la convenció. Echó mano de sus armas: una muy añeja amistad y el respeto mutuo. Y ella dio el sí.

“Judas atemporales” es una colección de óleos pre-pandemia; esto es, tienen dos años mínimo de su elaboración, pero en los trazos se prefigura ya la hecatombe.

“El maestro Desiderio –presume la pintora- estaría orgulloso de ver que seguí sus enseñanzas. Los cuadros en su mayoría no son luminosos, tienen cierta oscuridad y algunos con cierta crítica social”.

Inmersa por décadas en la pintura, Marisela ha labrado para si una imagen solitaria, intimista y observadora de su entorno, pero aclara que la pintura “no la tomo como tarea ni para la salud mental. Mi tarea diaria es pintar algo antes que se me nuble la cabeza, porque con la edad toda la gente va perdiendo facultades. Por eso diario hago un dibujo con lapicero en una hojita”.

Abre entonces su clóset, ahí donde resguarda sus emociones, sus planes, sus proyectos. Revela que su nuevo tema, en el que está trabajando ya, tiene que ver con la inquisición, “al estilo de antes”. La investigación que ha realizado para abordar profundamente el tema, le arrojó que la inquisición fue instituida en 1571 en México. “Me baso entonces en las imágenes religiosas y con esa base hago mis composiciones. Ahorita tengo una mujer que le puse pergaminos que tienen letreros con la escritura de su tiempo; también un corazón en llamas con siete puñales, porque a la Virgen de los Dolores siempre le pintaron siete puñaladas. Tuve que remitirme a toda la iconografía religiosa para ver el porqué de las imágenes. En eso estoy…”.

El constante surtidor de su producción anega ya su pinacoteca personal, lo que empieza a ocasionar cierta desazón en ella. “Por una parte, ya no quiero seguir pintando porque todos mis hermanos me dicen que no lo haga porque ya no tengo dónde ponerlos, ya no caben. Entonces estoy espaciando los trabajos. Los grandes cada tres meses, más o menos, hago uno”.

Marisela valora el esfuerzo que representa abrir un nuevo espacio expositor en la capital tlaxcalteca, por eso palmea a Jaime Milácatl. “Nunca pensé que Milácatl abriera un espacio para compartirlo con todos los que quisiéramos exponer, porque es muy calladito, muy reservado y digno de confianza”.

Y abre más su mirada, hacia el manantial de nuevos artistas plásticos y hacia la disponibilidad de espacios para mostrar obra. Sí hay espacios –recalca- para exponer en las instituciones de gobierno, se pueden gestionar, aunque hay que esperar turno, a lo mejor unos dos años, pero lo único que piden es calidad. La cosa es acercarse.

“Hoy hay tanto muchacho que pinta, creo como 500. Hay muchas escuelas donde estudiar. Yo nunca estudié, pinté como pude, pero lo logré. Ahora sí hay escuelas y hay muchos talentos, sobre todo los que tienen ganas de salir y algunos que están saliendo ya”.

Y Marisela Chumacero toma su itacate, se acomoda el cubre boca y emprende una graciosa huida hacia la seguridad de tu tienda en la Juárez, donde es inexpugnable.

contacto: piedra.de.toque@live.com

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