José Luis Puga Sánchez
La edad ha pintado sus cabellos, pero no ha hecho olvidar a Nahúm B. Zenil aquellos momentos fijos en su historia que han marcado su vida: su niñez en la ruralidad de la costa veracruzana, su familia, su tierra y, sobre todo, su pareja, todo reunido ahora en un vendaval de imágenes depositadas en la exposición “Universo interior”, colgada en las paredes de la Pinacoteca del estado.
Nahúm B. Zenil tiene en su haber más de 50 años de trabajo pictórico, lo que le ha llevado a mostrar su obra en varios estados, empezando por su natal Veracruz, para después circunnavegar el centro del país y llegar incuso al Museo de Arte Moderno en la ciudad de México.
Ahora llega al estado en el marco de un convenio de colaboración entre estados del centro como Edo. de México, CDMX, Hidalgo, Puebla, Tlaxcala y Veracruz. “Antes ha habido intercambio de artesanos de ambos estados… y hay planes para el año que viene”, adelanta en el acto inaugural una festiva Silvia Alejadre Prado, directora del Instituto Veracruzano de Cultura.
Antonio Martínez Velázquez, titular de la Secretaría de Cultura local, fue todo sonrisas al respaldar a Alejandre, quien identificara minutos antes a Nahúm B. Zenil como “punta de lanza en Veracruz del movimiento a favor de la visibilización de la diversidad sexual en este país”.
La retrospectiva, integrada por 50 pinturas en diferentes técnicas, expone a un artista que mira el espejo. Hay ahí imágenes de su niñez, de aquella casa y aquellos parajes en su natal Tecomate, Veracruz. También su adolescencia, sus entornos, sus mascotas y sus muertos.
Gerardo, su pareja hasta su muerte, ocupa, sin embargo, uno de los lugares preponderantes en la obra. Su cara, su cuerpo y sus emociones son mostradas, incluso emerge su pasión fuertemente sexualizada.
Frente a sus pasiones Nahúm sitúa su religiosidad, su catolicismo. “La religión y el erotismo son dos de las características esenciales del ser humano”, afirma. Católico practicante, es fervoroso adepto a la virgen de Guadalupe.
La muestra expone un cartel suyo, pero titubea al identificarlo como parte de la primera o la segunda semana lésbico-gay en El Chopo, “aun sin tantas subdivisiones como ahora (LGBTQ+)”.
Repasa también otras vertientes de su vida y de su trabajo, como su actividad como promotor cultural ejemplificada en la creación del festival de las artes de la región de los volcanes, festival que, sin embargo, vivió solo un año pues no se continuó.
Se adentra también en las manifestaciones aun vivas de ancestrales ritos y traiciones nacidas en la pre conquista, antes de la llegada de los europeos, como algunas procesiones o rituales en Tenango del Valle, Estado de México, donde por años vivió con Gerardo.
Si, Nahúm B. Zenil ha vivido y esos pasajes los lleva al lienzo, como aquellos casi extintos pajaritos que, en las ferias populares y pueblerinas, sacan con el pico un papelito donde se lee la suerte del interesado. O cuando recuerda su etapa como maestro de primaria en Veracruz.
Sus colores son tenues, suaves, ocres, casi como buscando compensar la crudeza en ciertas imágenes. O intempestivamente el visitante tropieza con un cuerpo en rojo intenso sobre fondo claro, con un enorme pene erecto sobresaliendo… Recuerdos de su Gerardo.
“Universo interior” descansa transitoriamente en la Pinacoteca del Estado Desiderio Hernández Xochitiotzin, de donde levantará su vuelo hacia otro nido el 3 de marzo del año que ya se huele y ya se escucha.
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