José Luis Puga Sánchez
Más un acto proselitista que un foro para intercambiar ideas y propuestas a profundidad, los “Diálogos por la transformación”, capítulo Tlaxcala, orientados para apoyar la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum, resultó una radiografía que puso en evidencia, muy generosamente, una estremecedora carencia de visión global en los trabajadores de la cultura, los que estuvieron ahí, sobre su sector, su materia, su forma de vida.
En una sala casi llena del centro de convenciones de la capital tlaxcalteca, pero con la notoria ausencia de trabajadores de la cultura conocidos, la mecánica del encuentro fue explicada desde su inicio por la coordinadora general, Susana Harp: tres minutos como máximo para cada intervención, sea presencial o en zoom, y al término el micrófono inmediatamente se cerraría, sin importar si quien estuviese al habla haya o no terminado. “Se trata de dar oportunidad democrática a todos”, explicaría.
Y empezó el desfile. Muchos se quedaron solo en su experiencia personal, valiosa por sí misma, pero esa experiencia, a la vista de lo expuesto, no ha nutrido su entendimiento del sector como tal, como un espacio social, lo ven solo como una zona individual. Varios usaron su tiempo para quejarse, pero esa molestia no fue trasladada a una propuesta de mejora, o pocos participantes lo hicieron insuficientemente. Hubo quien uso su espacio para “dar un informe”, como aquel representante del equipo que restauró y clasificó acervos documentales en San Simón Tlatlauhquitepec; o para hablar de la visión y misión de su institución, como aquella funcionaria del archivo histórico que uso solo su tiempo para presentar al archivo.
En su inmensa mayoría fueron ideas sueltas, valiosas como resultado de la experiencia personal, pero desprovistas de estructura de propuesta, los qués, cómos, cúandos, dóndes, por qués y para qués…
Se propuso, así, fortalecer la narración oral orientada a la niñez. Alguien desde la ciudad de México demandó revalorar el programa Pilares en la capital federal y limpiarlo de malos funcionarios. Se exigió diálogo permanente con las autoridades de cultura local, hacer más atractivas económicamente las convocatorias, mejorar la infraestructura, especialmente el Teatro Xicohténcatl, y abrir espacios para capacitación en la capital estatal, tan descobijada por ambas secretarías. Un proyecto colectivo de lectura en comunidad que involucre la red de bibliotecas públicas, espacios autogestivos de arte y escuelas, para la reapropiación de espacios públicos.
Otras propuestas consistieron en la “federalización de la cultura en México”, que implicaba revisar la estructura de la Secretaría de Cultura federal, con el IMSS Bienestar como referencia, reevaluar criterios para seleccionar apoyos. Se pidió “fomentar la gran diversidad cultural”, Se propuso convocar a niños para que ellos recuperen historias de la cultura afromexicana a través del dibujo. Otra idea fue un festival interactivo e itinerante de música, pero con apertura a cualquier otra disciplina artística, en todos los municipios de Tlaxcala. Establecer el museo del carnaval, con “sala de arte carnavalesco”, para artistas locales con este tema. Se exigió acabar con la corrupción y amiguismo en programas, convocatorias y premios en cultura, ganadores por votación, fortalecer la distribución y retribuir socialmente el apoyo. Otro postulante pidió capacitación al personal de los archivos históricos y generales, para la preservación de documentos, además de respeto al derecho de autor.
El pintor Rafael Cázares demandó más apoyos y menos trabas para los centros culturales independientes, como el suyo, porque “el arte no depende de la política ni de los gobiernos”.
El músico Francisco Santillán propuso la creación de una coordinación nacional para la atención a personas y grupos vulnerables, por la cual se ofrecerían servicios profesionales mediante una plantilla de artistas con experiencia en trabajo social, quienes recibirían pago.
El teatrero Mauricio Garmona se quejó por enésima ocasión del fallo del jurado en esa muy lejana ya Muestra Estatal de Teatro 2016, declarada sin ganador, que eliminó justamente un trabajo suyo por “insuficiente calidad”, según declararon los jueces; “inquieta que la obra que apuntaba a representar a la entidad, lleve por tema la endémica problemática de trata de personas con fines de explotación sexual, obra que por su impacto social sigue siendo avalada por especialistas activistas nacionales y del extranjero”, aseguró, aunque nadie conoce a esos especialistas y activistas. Recordó las protestas de la comunidad teatral local ese mismo 2016, por la “corrupción y privilegios” dentro del programa de teatro escolar en Tlaxcala, cuyo resultado –dijo- fue que la coordinación nacional de teatro facilitó el recurso al extinto ITC y éste “a un pequeño círculo de colegas”. Se traslada ahora al 2019, cuando dijo que el circuito de teatro en comunidades de Tlaxcala, Tlaxcalteatro, del Centro Cultural Helénico, “excluye al grueso de la comunidad teatral; sin hacer pública la convocatoria, limita la participación de unas cuantas agrupaciones. Por mi parte, pude persuadir (él solitito) al titular de la dependencia federal para que hiciera lo correcto…”. Y remató: “Padre e hijo en la Secretaría de Cultura y en el Centro Cultural La Libertad: ¿no hay nepotismo? ¿la cultura de la incultura?”. Tiempo usado para la endémica queja; un alarido sin propuesta.
Ernesto Márquez, periodista y colaborador del periódico La Jornada, viajó desde la ciudad de México para puntear una propuesta sobre “cultura indígena afrodescendiente y tribus urbanas, comunicación, difusión y promoción”, los que, dijo, son sectores abandonados por el oficialismo, o “con apoyos a los mismos de siempre o que se diluyen en el pasamano”; propuso la comunicación, difusión y promoción para generar conciencia sobre la importancia de los desarrollos sociales, sobre todo los marginados; “a los medios de información tradicionales no les importa esta tarea, por tanto corresponde al gobierno realizarla. Cada estado cuenta con sistema propio de radio y televisión, que nucleados en el Sistema Público de Radio y Televisión del Estado Mexicano funcionaría como un gran difusor, al que se le añadirían las redes sociales e impresos”.
Hubo más participaciones, como aquel muchacho que en su comunidad buscó mejoras y jaló a unos chavos, “metidos en drogas y alcohol”, para que le ayudaran y entre todos pintaron un espacio público, por eso propuso la creación del programa “Jóvenes pintando el futuro”, orientado a la comunidad, pero no quedó claro si estaba orientado a la pintura artística o la pintura de fachadas. Otro propositivo pidió la instauración de un día de atención ciudadana semanal por parte del titular de la Secretaría de Cultural estatal, porque él no fue recibido y perdió una coinversión por 100 mil pesos.
Rasgo proselitista y partidista insoslayable fue la presencia de grupos alineados políticamente como tales con Morena, como el grupo de Apizaco cuyo representante aseguró que su asociación trabaja en cultura y en “el restablecimiento del tejido social”, pero no aclaró si su tratamiento al tejido social lo hacen con telar de cintura; recriminó el hablante a la dirigencia estatal de Morena su alejamiento de los trabajadores de la cultura.
O el otro grupo morenista con representación, ahora de Xalostoc, que aseguró su misión es impulsar un cambio social en los valores y en las conciencias. Y el jocoso chavo que recriminó a quienes le habían antecedido en la palabra… ¡por recriminar!
Ideas trans sectoriales también las hubo, como ese doctor chilango que propuso, con base en su experiencia actual, emplear a la cultura para proporcionar atención a enfermos graves o en fase terminal; o la propuesta de aprovechar la cultura para propiciar la más amplia socialización de personas con ceguera, sordera, mudez o cualquier otro problema mental o neuromotor.
Fueron finalmente 50 las personas que tomaron el micrófono para expresar sus ideas, en vivo en su mayoría, más otra vía Zoom. Susana Harp dijo al final que las propuestas serán seleccionadas para quedarse con aquellas que correspondan al ámbito federal, en tanto que las de índole estatal, o incluso municipal, serán turnadas a quien corresponda. Dijo también que el correo electrónico abierto para el registro de participaciones, continuaría abierto para quien deseara enviar una propuesta ya completa y sustentada, argumentada, pero ese privilegio no lo tuvieron los presentes.
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