Dom. May 19th, 2024

Editorial

La administración pública, en tanto ente proveedor de servicios y administrador de recursos, tiene entre sus principales funciones la satisfacción de las necesidades sociales más ingentes, más apremiantes.

Y las demandas populares enlistan el cuidado de la salud, la educación, el trabajo, el deporte, los servicios públicos… y la cultura.

Es obligación de los tres poderes brindar servicios culturales.

El acceso a la cultura es un derecho.

La demanda, sin embargo, aumenta. Se reclaman servicios culturales amplios y permanentes.

El primero de diciembre de 2018 inició la administración de Andrés Manuel López Obrador y con ello, como lo había anunciado desde campaña, la Secretaría de Cultura federal ocupa un espacio en la capital tlaxcalteca.

La expectativa social y gremial fue profunda. Se pensaba habría mayores recursos y programas para Tlaxcala. Y arrancó el programa Semilleros, el centro cultural Los Pinos se enlazó con Tlaxcala, el centro cultural Helénico abre ya cada año su convocatoria a Tlaxcala para montar circuitos de teatro, aumentó el acceso a concursos y becas federales… Pero la capital del estado, con más de 150 mii habitantes por su zona conurbada, recibe mínima atención.

La Secretaría de Cultura de Tlaxcala, nacida el primer día de enero de 2022, hace poco más de un año, ha centrado su atención en las caravanas culturales, como un programa permanente que involucre a la entidad toda, aunque se visite cada comunidad una vez al año.

Sus centros culturales, y es un llamado interno de ayuda, languidecen en la desatención y el semi olvido.

Y los ayuntamientos son, sin lugar a duda, el pedazo débil de la cuerda, la pata floja de la mesa.

Todos los municipios tienen su área de cultura, pero la actividad cultural municipal es de raquitismo extremo. La mayoría de ayuntamientos tiene responsable de cultura solo para pagar un salario. Nula casi es la actividad.

Tlaxcala, Apizaco, Huamantla son los municipios con más acciones, ¿o menos inactividad?, en arte y cultura, pero con indigente difusión.

O como en el caso del municipio de Tlaxcala, donde muchas veces se confunde espectáculo con cultura.

Urge con apremio una amplia y efectiva coordinación entre los tres niveles de gobierno, para potenciar los de por sí anémicos presupuestos para el sector, para aprovechar en mayor medida la infraestructura existente, para hacer llegar los servicios culturales a una mayor cantidad de población… con índices y tendencias en aumento.

El derecho a la cultura debe ser ya efectivo para toda la población.

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