Jue. May 2nd, 2024
Se despide Adrián (centro) de su juventud

José Luis Puga Sánchez

Adrián Mendieta Moctezuma asume cabalmente que ya es mayor de edad, por tanto, deja de lado, guardados en el baúl, sus signos de adolescencia, prueba de ello quita del aparador su libro “El ahogo de un cuerpo angustiado”, lo guarda en una repisa y mira apesadumbrado a quienes se reunieron en ese ritual de sepultura de esa su caja del tiempo.

“El ahogo de un cuerpo angustiado” fue premio estatal de literatura Dolores Castro en 2018 y se editó en 2019. Desde esa fecha el volumen ha recorrido su travesía, mientras el capitán acumulaba huellas emocionales por el paso del tiempo.

Transparente, confiesa que en su obra pretendía “hacer la historia poetizada de un hombre angustiado, por lo que necesita encontrar respuestas, por lo que ‘decide’ enamorarse”, pero se ahoga, pues no encuentra la liberación en el amor; encuentra, en cambio, la condena, la muerte, la desdicha y una codependencia, una cárcel, donde solamente puede sentirse vivo a partir de ahí.

El libro, por eso, consta de cuatro partes, desde la construcción del cuerpo, la construcción desde diversos cuerpos, encontrarse en un solo cuerpo para desembocar, contradictoriamente, en pedir a alguien lo que no tiene, “lo que tú buscas y que no puede darte”.

En este libro decidió explorar la sensación del cuerpo desde muchas posibilidades, con lo erótico como primordial, lo que de hecho sucede en su trilogía, con este título como su parte tercera y final, triada compuesta por los títulos Nacer del incendio. La cosa escrita (2016), Añadiduras (2018) y El ahogo de un cuerpo angustiado (2019).

“El ahogo de un cuerpo angustiado” es un pozo de angustias, de soledades que expulsan angustia y cierto duelo, mucho abrevado de sus lecturas de Rosario Castellanos y de Reinaldo Arenas.

Representa el título la ausencia de lo habitado, “de estar sin estar, querer pertenecer sin pertenecer; es esta necesidad humana de sentirnos solos, incompletos, ausentes y eso nos orilla a buscar la continuidad; somos entes discontinuos que buscamos la continuidad, pero para reconocerla es necesario explorarse”.

Esta dualidad en el cuerpo –afirma Adrián- desemboca en la ausencia, ausencia que es corporal, emocional, existencial, es angustia, angustia que solamente puede ser saciada por medio del contacto erótico.

El libro es la crónica de esa búsqueda, pero al final la angustia se ve insatisfecha en la medida que no te encuentras en el rostro del otro… El cuerpo, en este libro, es una posibilidad de búsqueda.

Gravita sobre el volumen la sombra de George Bataille y su enconado erotismo, circulando junto a lo místico, a lo religioso.

Más que con el libro, editado en 2019, con la serie de presentaciones que culminan ahora, en 2024, cinco años después, Adrián Mendieta cierra el ciclo de juventud, cierra el ciclo de la carne, cierra el ciclo de las hormonas.

Nuevos temas llegarán a él…

La presentación-despedida del libro tuvo lugar en el auditorio de la Pinacoteca del estado, dentro de la noche de museos, y el escritor estuvo acompañado por Jorge Cabrera y por Noé Barrera Grijalva.

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