Editorial

Primero fue del catolicismo, para después vestir ropaje social en Occidente.

Primero una celebración religiosa, para después vestirse de comercio.

La petición a los reyes magos se eleva hoy de casi todas las casas.

En premio a fortuita buena conducta en el año, se imploran ofrendas.

¿Tendremos los tlaxcaltecas merecimientos para tales caridades?

En la eventualidad de la afirmación… ¿qué solicitarían los trabajadores de la cultura locales?

Elucubremos…

Independientemente de nombre de la persona que ocupe este año la titularidad de la Secretaría de Cultura de Tlaxcala, la urgencia es diseñar un sistema de políticas y un plan de trabajo que, con efectividad, no solo con la mirada en las cámaras, afecte positivamente todas las esferas de la actividad artística y cultural local.

La persona que cobre como secretari@ tendría obligación de operar el nuevo plan operativo anual y sexenal, elaborado, ahora sí, con el concurso de tod@s l@s interesad@s.

Tendría que confeccionarse una serie de políticas y programas, con su correspondiente presupuesto, que retomen ya y revitalicen todas las disciplinas de la actividad artística: literatura, artes visuales, teatro, música, danza… pues la diversidad también implica una atención plural, horizontal y en piso parejo, no solo abrir una oficina para atender la sexualidad.

Desde los rincones de la historia, desde las orillas de las políticas, desde las esquinas de programas y presupuestos, la cultura artesanal recibe apenas transfusiones sanguíneas, por lo que pide un programa integral unificado que le atienda y, con efectividad y prontitud, le inyecte vigor.

La academia y la investigación ruegan en su carta un giño, cuando menos para entender que no son invisibles, que su trabajo puede obligar a revisar nuestro conocimiento y nuestra cultura.

Sí, esa potencial carta a los reyes magos estaría impregnada de sinsabores, de sueños, de inocentadas, pero tendría también el sello de la convicción, de la autenticidad, de la vocación, del destino.